En época antigua buena parte de zona oriental de Aragón fue el hogar de diferentes pueblos ibéricos de la etnia de los Ositanos o Ausetanos del Ebro. Todavía hoy la huella que dejaron estas gentes en nuestro territorio está muy presente. Son numerosos los yacimientos y restos materiales que conservamos de su cultura. Un patrimonio arqueológico ibérico absolutamente extraordinario cuyo legado une a numerosos municipios aragoneses. ¿Nos acompañas a conocer de primera mano cómo era la vida y la cultura ibérica recorriendo la Ruta Iberos en el Bajo Aragón?

Los yacimientos y centros de interpretación de la Ruta Iberos en el Bajo Aragón se encuentran en las comarcas Andorra-Sierra de Arcos, Bajo Aragón, Bajo Aragón-Caspe, Bajo Martín y Matarraña. Sin embargo, todo este patrimonio arqueológico ibérico se gestiona de forma coordinada gracias a la iniciativa del Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón que en el año 2007 creó el Consorcio Patrimonio Ibérico de Aragón; un órgano gestor que agrupa a 22 entidades diferentes con el objetivo de proteger, conservar y poner en valor este importante patrimonio histórico y cultural.
Entre las numerosas actividades culturales que lleva a cabo el Consorcio Patrimonio Ibérico de Aragón, como jornadas, recreaciones o las iniciativas de carácter gastronómico entre otras, destaca la creación de la llamada Ruta Iberos en el Bajo Aragón. Se trata de un innovador producto de turismo cultural que con una cuidada museografía y comunicación recupera y promueve el conocimiento de los yacimientos arqueológicos y de los pequeños centros de visitantes que tienen relación con ellos en diferentes municipios.

La Ruta Iberos en el Bajo Aragón, que está diseñada bajo la supervisión de distintos investigadores especializados en época ibérica, nos propone un recorrido temático por los diferentes yacimientos y centros de interpretación para aprender aspectos fundamentales de la cultura ibérica. Podemos realizar este recorrido de forma libre o con guías especializados ya que se nos ofrecen diferentes opciones de rutas en las que se incluyen comidas de “inspiración ibérica” e incluso alojamiento si es necesario en las rutas de más de un día de duración.

Un buen lugar para dar comienzo la ruta podría ser el CIBA (Centro Iberos del Bajo Aragón) que se encuentra en Alcañiz y que de forma muy didáctica expone un importante conjunto de piezas arqueológicas que proponen un primer acercamiento al mundo ibérico. Entre ellas los maravillosos caballos, estelas y cabezas humanas procedentes del yacimiento de El Palao.

Pero si queremos iniciar una visita en orden cronológico será más conveniente comenzar por el Centro de Visitantes de Mazaleón en el que a través de un audiovisual, maquetas y, por supuesto, los restos de los yacimientos locales de San Cristóbal, Escodines Altes y Baixes y El Piuró del Barranc, se aborda precisamente el origen del mundo ibérico, puesto que se trata de tres yacimientos que datan de los albores de la cultura ibérica.

La ibérica era una civilización urbana, estructurada territorialmente, con una clara jerarquía de núcleos de población. Y si algo caracterizaba a los de este entorno era su marcado carácter cerrado y su distribución lineal en torno a una calle principal a la que se abrían casas adosadas y de planta rectangular en la parte amesetada de los cerros. En la ruta encontramos magníficos ejemplos de este tipo de pueblos de calle central en yacimientos como el Taratrato de Alcañiz o San Antonio y el Tossal Redó de Calaceite.

Sin embargo, donde mejor podemos hacernos idea de cómo eran verdaderamente estos núcleos urbanos es en el Parque arqueológico de El Cabo de Andorra. Un espacio en el que se ha realizado la recreación a escala natural del antiguo poblado ibérico lo que nos permite pasear por la calles y adéntranos en las casas tan y como las conocieron los iberos. Es una experiencia extraordinaria.

De todos los poblados ibéricos el de mayor fama es el Cabezo de Alcalá de Azaila al que ya dedicamos una entrada en este mismo blog. Un yacimiento que en su última fase de ocupación destaca por la presencia en el mismo de un templo y unas termas que ponen de manifiesto un profundo proceso de aculturación tras la llegada de los romanos.

Las poblaciones ibéricas destacan por su marcado carácter defensivo que en ocasiones ha dado lugar a construcciones imponentes. En los yacimientos de La Tallada de Caspe o Els Castellans de Cretas-Calaceite podemos observar que en sus extremos más vulnerables se construyeron gruesas murallas y potentes torres. Por sus dimensiones destacan las defensas del Cabezo de San Pedro de Oliete en cuyo único acceso había doble muralla con camino de ronda, foso y varios torreones.

La sociedad ibérica estaba marcada por notables diferencias de rango que fueron consolidándose a medida que se desarrollaba el proceso de urbanización. Al frente de la comunidad se alzaba una aristocracia de carácter guerrero que basaba su poder en el manejo de las armas y el control de las instituciones. Ello dio lugar a la presencia de construcciones singulares como las que podemos visitar en los yacimientos de Torre Cremada y Tossal Montañés de Valdeltormo. En ambos encontramos los restos de grandes torreones cuya singularidad se aborda de forma específica en su centro de visitantes.

El mundo funerario ibérico nos ha proporcionado abundante material para su estudio y es común en muchos yacimientos la presencia de necrópolis en las que se han conservado túmulos y también estelas; algunas de gran belleza como las de El Palao. Los iberos asumieron las formas de enterramientos de épocas anteriores que se caracterizaban por la presencia de cementerios comunitarios, formados por la agrupación de pequeños túmulos, generalmente individuales, bajo los que eran depositadas las cenizas del difunto junto a sencillos ajuares. Y en las tumbas de personajes de gran importancia era común tallar estelas funerarias con dibujos e inscripciones relativas al difunto. En la Ruta Iberos en el Bajo Aragón el centro de visitantes de Caspe está centrado en el mundo funerario y religioso de época ibérica y encontramos necrópolis como las de El Cascarujo de Alcañiz, el Cabo en Andorra o la Loma de los Brunos de Caspe. Y destaca la señalizada como “Ruta de los túmulos funerarios ibéricos del Matarraña” en la que podemos ir descubriendo hasta quince túmulos ibéricos además de diverso grabados rupestres.

Para abordar la economía de estos pueblos ibéricos, que estaba caracterizada por un fuerte componente agrario y ganadero y orientada al autoconsumo, podemos visitar el Centro de Visitantes de Oliete donde se exponen reproducciones de herramientas agrícolas y algunas piezas cerámicas originales procedentes de los cercanos yacimientos de El Palomar y San Pedro.

Y precisamente para conocer a fondo el proceso de producción cerámica y la evolución de la cerámica ibérica contamos con el Centro de Visitantes de Alcorisa donde podemos contemplar y entre otros recursos museográficos destaca la recreación de un horno ibérico a tamaño natural con piezas cerámicas en su interior preparadas para su cocción. También en Alloza podemos contemplar un interesante conjunto de reproducciones de piezas procedentes del cercano yacimiento de El Castelillo.

Los iberos no formaban una etnia o una entidad uniforme. Eran comunidades relacionadas entre sí por una cultura, una escritura y, posiblemente, una lengua comunes. Precisamente a su estudio y valoración se dedica el Centro de Visitantes de Cretas.

Y toda esta oferta se completará en el Museo Juan Cabré de Calaceite está pendiente la creación de un espacio dedicado a la indumentaria y etnología ibéricas.
Si te gusta la Historia y especialmente la Arqueología no te puedes dejar venir a recorrer los yacimientos y los centros de la ruta Iberos en el Bajo Aragón. Puedes disfrutarla todo el año. Toda la información que necesitas la puedes encontrar en la web: https://www.iberosenaragon.net/